Tulum, Tulum

Tulum, Tulum

Tulum, Tulum

Por Jaime Rosales.

El título dice muy poco acerca de las sorpresas que reserva al espectador una puesta en escena que destaca por una dramaturgia que teje y desteje los significados del lenguaje, y por una combinación de recursos visuales y sonoros que aprovechan creativamente las posibilidades de la escena digital para entregarnos una historia con tintes de novela negra sobre la explotación sexual, ambiental y humana en un lugar que el imaginario popular tiene como paradisíaco: Tulum, en la Riviera Maya.

La solución creativa que la compañía yucatecaBelacqua, dirigida por Ulises Vargas, dio a un complejo texto de María José Pasos, fue presentar al espectador una combinación de radio-teatro y novela gráfica. De este modo, la obra se cuenta mediante las voces de personajes que nunca vemos, porque mientras escuchamos sus diálogos, lo que tenemos en pantalla es la escena reproducida mediante dibujos que la mano de Carmen Ordóñezcompleta o traza en el momento de la acción que se narra. Las acotaciones de lugar y circunstancia que sitúan al espectador –y que en un montajepresencial no tenemos necesidad de ver porque se materializan en la organización del espacio de la representación– son comunicadas aquí mediante cintas amarillas que se van desenrollando frente a la cámara al principio de cada escena.

Sin actores en pantalla, pero con una construcciónde personajes que nos los pintan a partir de la intencionalidad y matices de sus voces, la mano que dibuja frente a nosotros, la música y el calor del trópico evocado por la alusión constante a los mosquitos, conforman a la escenofonía y el discurso visual de Tulum Tulum.

En la obra, Carolina (Susan Tax), Almira (Silvia Káter), Wilson (Juan Ramón Góngora) y Esteves (Antonio Peña), dan forma a un relato fragmentado, plagado de ambigüedades y cabos sueltos, en el que se interroga a alguien que no se sabe si es acusado o denunciante y que traza con tinta roja sobre su declaración la cara de “Wilson”, que Tom Hanks dibujó sobre un balón en la película Náufrago(2000); en el que Carolina y Almira tienen una relación no explicada, pero que saben cosas acerca de sí mismas y del padre de Caro (también llamado Wilson, un magnate de medios con intereses económicos en el lugar) quien al parecer hizo algo que salió en los periódicos. Se habla de un sitiodonde se habría cometido un crimen, de un secreto sobre Stevens, y se sugiere o evoca la masacre de niños y la llegada masiva del turismo a la zona.

En alguna comedia hollywoodense, un personaje dice que una buena estrategia para pasarla bien es mudarse y trabajar donde otros van de vacaciones. El problema es que cuando vives ahí la fiesta deja de serlo porque te adentras en lo que los visitantes no ven. 

Eso ocurre con Tulum Tulum porque en esa disgregación de las piezas que constituyen el relatose deja ver una historia de corrupción,desplazamiento y despojo de tierras padecido por la población para erigir el gran centro turístico de la Riviera Maya. Situación justificada por una narrativa de poder que los medios de comunicación entregan a una población ávida de consumir historias (¿series?) rentables para quienes se las ofrecen. En oposición a semejantes relatos, la autora ha elegido un lenguaje que pone en crisis los significados de todo lo que se dice, acaso porque como afirma uno de los personajes: a veces, para decir algo nombramos otra cosa.

Y si visualmente el juego propuesto abreva en referentes como el universo de las novelas gráficas y el cómic (Dick Tracy, de Chester Gould, o Sin City, de Frank Miller), narrativamente la obra tiene referencias intertextuales con el trabajo del escritor y poeta chileno Roberto Bolaño, y esto no sólo por el poema “Los perros románticos” que un personaje trae a colación en la historia, sino por la referenciaque en la segunda escena hace Carolina, de Alcira Soust Scaffo, poetiza uruguaya que en 1968 pasó 12 días oculta en un baño de la UNAM durante la ocupación militar del campus, y en cuya figura basó Bolaño el personaje de “Auxilio Lacouture”, de la novela Los detectives salvajes (1998), y que también aparecerá en las novelas Amuleto (1999) y 2666 (2004). 

En esa escena, Carolina cuenta a Almira que ella aprendió a estarse quieta en un baño de la Facultad, encerrada, lo que sin duda constituye una referencia directa al episodio del 68 en CU, y a las historias de Bolaño, con las que al parecer la autora tiene una afinidad estilística e ideológica en cuanto a la narrativa fragmentaria y visceral que distinguió al creador del infrarrealismo en México.  

Tulum Tulum se trata, en suma, de una puesta en escena que con todos los recursos puestos en juego mantiene la atención del espectador, hipnotizado por un lado, por los dibujos que son trazados ante su mirada y por el permanente reto cognitivo que supone tratar de dilucidar un texto con el que hay que estar estableciendo conexiones permanentespara participar en la construcción de su sentido.

La obra concluye su temporada de cuatro funciones, este domingo 13 de junio a las 19 horas, por la cartelera virtual del Teatro La Capilla.

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